Para la presidenta de la plataforma «60 y mucho +«, Ana Margarito, la nueva generación sénior ya no se siente representada por las palabras «mayor» y «viejo». «Son personas muy inquietas y tienen muchas ganas de aprender», dice. «Me encantaría que hablar de gente mayor transmitiera los valores positivos a los que se asociaba antes, pero ahora tiene una carga despectiva».
En este sentido, declara que hay un alejamiento de los sénior en el ámbito jurídico. «Las personas mayores están un poco abandonada, es una realidad que conocemos desde hace años, pero la situación de la pandemia obligó a muchos a abrir los ojos; lo positivo es que ha puesto en marcha muchas iniciativas», afirma, a pesar de que todavía «es un sector vulnerable que necesita protección».
De todas las discriminaciones que se denuncian hoy en día, «el edadismo es la más aceptada», según Margarito. «La Justicia tampoco ha sido excesivamente justa en una sociedad que valora la juventud, la belleza y el consumo», dice Margarito, defendiendo que «haría falta un teléfono para el maltrato a los mayores».
«Antes, las personas mayores eran el centro de la familia y el conocimiento, pero ahora se dejan en la marginalidad», señala, recordando una frase que le dijo un conocido en un congreso: «Cumples una edad y desapareces».
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