De un tiempo a hoy, y en especial en el contexto del Covid-19, hemos podido comprobar, y hemos tenido que soportar, los numerosos mensajes que reprochaban a las personas de más edad su existencia, y sobre todo el gasto social destinado a ellos.

Hubo, entre otros, una concejala que llegó a reclamar, en un mensaje odioso, ese gasto para los más jóvenes porque los mayores ya habían vivido suficiente.

Advertencia: el discurso y delito de odio por razón de la edad ya figura en el Código Penal, así que conviene calcular cuidadosamente lo que se dice en público.

No debería ser necesario tener que recordar que la Dignidad no se pierde con la edad, y con ello el necesario respeto para todos.

En la actualidad, a un sector del mundo laboral se le deniega, por su edad, un derecho fundamental, el derecho al trabajo (jubilación obligatoria por edad), se les somete a regulaciones y limitaciones especiales para poder tener un permiso de conducir (cuando la mayor parte de los accidentes por imprudencia son causados por las personas más jóvenes, a quienes, sin embargo, no se les impone ninguna restricción), se les impide matricularse en programas culturales y un largo etc., tan solo por su edad.

Eso es lo que llamamos discriminación por edad en el ámbito de lo legal y administrativo. La otra discriminación por edad es más sutil pero igualmente dañina. Es la que se manifiesta, por ejemplo, cuando se hacen sondeos de opinión por grupos de edad. Nunca incluyen a personas de más de 60, o como mucho 65, años. Las personas que sobrepasan esa edad ya no existen, sus opiniones o hábitos no cuentan para nada, no son objeto de investigación ni de interés sociológico, son la escoria, las sobras (solo cuentan, eso sí, a la hora de contar votos). A eso hay que añadir los comentarios denigrantes, chistes y actitudes despectivas hacia personas con más edad.

La consecuencia de esa marginación y de esa discriminación es el desaliento y la sensación de que, cuando más se necesita incentivar a una persona, lo que se le está diciendo es que su vida ya no vale nada. La tasa de suicidios entre mayores de 70 años es, año tras año, en torno al 300% con respecto a la tasa de suicidio entre menores de 30 años. Sin embargo, una mínima oscilación en la tasa de suicidio entre los más jóvenes da lugar a titulares en los medios de comunicación, mientras que la tasa astronómicamente alta de suicidio entre mayores de 70 años no merece ni el más mínimo comentario.

No queda más remedio que mencionar que ese culto ciego a la juventud, con el desprecio a los mayores como contrapartida, era una de las características fundamentales de la ideología nazi y fascista. La ideología nazi rendía culto al vigor juvenil y el estado hitleriano puso en ​marcha un programa de eutanasia (el T4) para eliminar a los “decrépitos e inútiles.” El mismo clima de culto a la juventud era característico de la Italia fascista. De hecho, el nombre de su himno era “Giovinezza” (“Juventud”).

A aquellos que, sumidos en una visión egocéntrica de la vida, hacen gala de despreciar a las personas mayores que ellos (cuanto más mayores más objeto de desprecio son) conviene aclararles que:

  • Obviamente a una persona de 80 años pueden quedarle tantos años de vida como los que tienen muchos de quienes se apuntan a todos esos comentarios denigrantes en las redes sociales o en otros lugares.
  • Que esa señora o señor de 70 años tiene mucha vida por delante, sabe un montón, y son sabios en comparación con tanto ignorante recién aterrizado.
  • Que esas personas mayores de 60 y 70 que tantos miran con desprecio y llaman «viejunos» en muchos aspectos están en lo mejor de su vida, y son documentos vivos de memoria y compromiso con la vida, son sabidurías andantes, bibliotecas de la humanidad.

Y a quienes les molesta su resistencia biológica deben saber que en las personas veteranas hay una inversión genética de decenios, pues son supervivientes y han superado con éxito todas las pruebas que el destino les puso por delante.

Tampoco deben olvidar esos despectivos prepotentes que:

Las personas mayores han dado su trabajo y sacrificio para sacar adelante a quienes ahora les desprecian, sin dárselas de héroes.

Las personas que ahora tienen una edad aprendieron con el sufrimiento, de sus errores o aciertos, y podrían demostrar su valor si no fueran constante objeto de prejuicio, marginación y discriminación.

La tremenda gerontofobia que se vive en la sociedad, intensificada ahora sobre todo por el Covid y la tecnología, que hace a tanto imberbe sentirse superior, supremacista, la están impregnando los Globalitarios juvenilistas en la sociedad occidental. Les sobra gente y promueven el desprecio de los mayores pues ya no les producen beneficios económicos para su dinámica de acumulación de capital.

Y no olvides que:

Lo joven es pasajero. Actúa, por tanto, de modo inteligente y oponte a quienes promuevan la discriminación por edad y de ese modo estarás luchando por tu propio futuro.

Dedica tus fuerzas a luchar contra quien te roba, te oprime y te engaña con promesas de privilegios y ventajas que solo tienen como objeto sobornarte para que les des tu voto.

Las medidas de privilegio hacia un grupo social por su edad, cuyo ​contrapunto es necesariamente el desprecio y marginación de otro grupo social por su edad más avanzada, solo llevan al rencor, al antagonismo y al enfrentamiento social.

Elige la igualdad y la protección de la dignidad humana, por tu propio bien y por tu futuro y no el desprecio odioso. Es lo mejor para todos.

Las personas de edad exigimos IGUALDAD, no queremos condescendencia ni trato ñoño, esa misma condescendencia y trato ñoño que se utilizaba con las mujeres en el pasado para encubrir y justificar su desigualdad.

Tenemos un problema serio de discriminación por edad en nuestra sociedad, que se intensifica constantemente con los discursos, políticas y actitudes marginadoras hacia las personas de edad.

No dejes que te manipulen. Posiciónate por la igualdad de todos y rechaza la discriminación por edad. Es mejor para la humanidad y también para ti. Actúa de modo inteligente. Es un mensaje de quienes algunos nos llaman “viejunos” y nos desprecian por la edad.

Dejemos ya de una vez de poner la etiqueta marginadora de “anciano ” sobre las personas que han llegado a una cierta edad. La única distinción válida es entre menores de edad y mayores de edad.

Firmado: Un grupo de mayores de edad hartos de vivir bajo el clima de supremacismo juvenilista que han impuesto quienes tienen como único objetivo sobornar el voto joven.

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