El edadismo sistémico es la forma en que diferentes partes de la sociedad trabajan juntas para sostener actitudes, acciones o lenguaje edadista en leyes, políticas, prácticas o cultura, afectando a personas de todas las edades al moldear percepciones sobre el envejecimiento. Tiene que ver con los sistemas y estructuras más amplios que influyen en nuestro pensamiento y comportamiento, más que con acciones individuales o incidentes aislados.

Mientras que las acciones edadistas individuales son directas y fáciles de ver (como cuando alguien hace un comentario inadecuado hacia otra persona por su edad), el edadismo sistémico puede ser invisible; es más sutil y está incrustado en el funcionamiento de la sociedad. Está tejido en nuestras leyes, prácticas laborales y representaciones mediáticas, lo que lo hace más difícil de identificar y desafiar. El edadismo sistémico refuerza estereotipos negativos sobre el envejecimiento, haciendo que estas actitudes parezcan normales y aceptables incluso cuando son dañinas.

Los estereotipos y prejuicios edadistas tienen su origen en el edadismo sistémico y solo pueden abordarse enfrentando prácticas sociales y culturales.

Formas de edadismo sistémico

1.-Discriminación en el lugar de trabajo.

  • Prácticas de contratación: Con frecuencia se pasa por alto a los solicitantes mayores en favor de candidatos más jóvenes, pese a tener las habilidades y experiencia necesarias. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las personas mayores tienen 2,5 veces más probabilidades de estar desempleadas a largo plazo que los trabajadores más jóvenes.
  • Promoción y formación: Los empleados mayores pueden enfrentar barreras para avanzar en su carrera y acceder a oportunidades de capacitación, reforzando la idea errónea de que tienen menos capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías o roles.
  • Políticas de jubilación: Las edades de jubilación obligatoria pueden forzar a trabajadores capaces y dispuestos a abandonar la fuerza laboral, contribuyendo a la inestabilidad financiera y a la pérdida de propósito. La mayoría de los países del mundo tienen edades de jubilación obligatoria.

2.- Inequidades en la atención sanitaria.

  • Acceso a la atención: Las personas mayores pueden recibir menor calidad de atención debido a suposiciones edadistas sobre su calidad de vida y potencial de recuperación.
  • Investigación médica: Las personas mayores suelen estar subrepresentadas en los ensayos clínicos, lo que genera brechas en el conocimiento sobre tratamientos efectivos para condiciones relacionadas con la edad.
  • Salud mental: El edadismo puede llevar al infradiagnóstico y subtratamiento de problemas de salud mental en adultos mayores, ya que los síntomas se descartan erróneamente como parte normal del envejecimiento.

3. Representación en los medios

  • Estereotipos: Las personas mayores suelen ser representadas como frágiles, olvidadizas y dependientes, reforzando estereotipos negativos.
  • Invisibilidad: Hay una falta de representaciones diversas y positivas de personas mayores en cine, televisión y otros medios, lo que contribuye a su marginación social.

4. Servicios sociales y políticas públicas

  • Prioridades de financiamiento: Las políticas sociales a menudo priorizan a las poblaciones más jóvenes, lo que lleva a una financiación insuficiente de servicios esenciales para las personas mayores, como vivienda asequible, transporte y cuidados a largo plazo.
  • Protecciones legales: Las leyes y regulaciones pueden no proteger adecuadamente a las personas mayores del abuso, la negligencia y la explotación.

El impacto del edadismo sistémico

El edadismo sistémico tiene consecuencias de largo alcance tanto para las personas como para la sociedad. Perpetúa desigualdades sociales y económicas, socava la dignidad y el bienestar de las personas mayores y frena el progreso social al marginar a una parte significativa de la población. El impacto incluye:

Costos económicos:

Excluir a las personas mayores de la fuerza laboral y no atender sus necesidades puede aumentar los costos sanitarios, los gastos en servicios sociales y ocasionar la pérdida de contribuciones económicas.

  • Aislamiento social: El edadismo sistémico contribuye al aislamiento y marginación de las personas mayores, afectando su salud física y mental.
  • Tensiones intergeneracionales: Políticas y prácticas injustas pueden generar resentimiento entre generaciones, debilitando la cohesión social.

Fuente: Helpage.es

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