El día 18 de enero de 2017 la Asociación para el Diálogo organizó un debate sobre “Discriminación por razón de edad».
El ponente, Victorio Magariños Blanco, hizo una exposición del problema del apartamiento de las personas mayores. Comenzó señalando el fenómeno social de imitación a los jóvenes, en el vestir, modas, comportamientos. Imitación unida a la admiración por la juventud, no sólo en lo que tiene de belleza y agilidad física, sino también por su formación y capacidad intelectual y laboral.

Lo más grave es que se ha producido un apartamiento de las personas mayores y una falta de valoración de lo que éstos pueden aportar a la sociedad en los distintos ámbitos de la vida. Seguido de un proceso de claudicación y de impotencia resignada.
Analizó las causas. Entre ellas, el imperio de la infancia en la familia y en los colegios, el consumismo, la sobrevaloración de su facilidad inicial para las técnicas novedosas, los cambios tecnológicos continuos, la agresividad de la competencia y el mundo del comercio, el auto apartamiento.

Puso de relieve la manifestación discriminatoria en el ámbito social, político, sanitario, con referencia especial a la eutanasia activa, y laboral.
En el ámbito de la política examinó las causas concretas. En el laboral expuso los problemas que se plantean en las dos fases del empleo, en la del acceso al mismo, cuando se exige una edad máxima, y en el de la jubilación forzosa o muerte civil.
Analizó finalmente los efectos de la discriminación: infracción del principio de igualdad con el consiguiente daño a la dignidad y desarrollo de la personalidad, distanciamiento familiar y social, incomunicación, pérdida de equilibrio social, que exige la relación enriquecedora intergeneracional, mayor posibilidad de conflictos.
Concluyó diciendo que la persona lo es día a día, segundo a segundo, hasta que muere. Y aún después queda el halo de su personalidad que ha de protegerse, su herencia intelectual o patrimonial. La edad no puede ser un parámetro para medir los derechos de la persona. Solo exigencias de formación (minoría de edad) o de protección por discapacidades añadidas, justificará que se limite el ejercicio de sus derechos, y sólo en la medida necesaria para favorecer su inserción en la actividad ordinaria de la sociedad.

En el momento actual, la discriminación por razón edad es la más grave, después de la étnica. Pero pasa inadvertida, pues las personas mayores silencian su apartamiento y su tristeza. De ahí la necesidad de defender su incorporación activa en la medida de sus posibilidades, y de fortalecer sus derechos.
Es una tarea de todos, a través de una cultura ética, que es la auténtica cultura, hasta conseguir la humanización progresiva de las relaciones sociales, que exige armonía y comunicación intergeneracional.

A continuación se inició el debate sobre los distintos aspectos tratados por el ponente. Se puso de relieve la conveniencia de que las empresas iniciasen medidas para la adaptación de los empleados a los cambios tecnológicos. Se trató, también, el auto apartamiento y dejación por personas relativamente jóvenes, como prejubilados.
El catedrático de Derecho Administrativo, Alfonso Pérez Moreno, señaló que la sensible prolongación de los años de vida de la población española obliga a replantearse un cambio del rol social de la tercera edad. Se evitará así la tendencia a minusvalorar y prescindir de las generaciones más avanzadas en años. “Actualmente he planteado la oportunidad de confiar a los jubilados de los cuerpos jurídicos más expertos la nueva función de ser árbitros en los Tribunales de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa. La propuesta está en estudio”.

Y añadió que “Junto a la circunstancia general de la mayor longevidad de la vida humana hay que resaltar la impresionante emergencia de la población femenina. Es un dato significativo que la mayoría de estudiantes en la Facultad de Derecho de Sevilla son mujeres y ocupan los primeros puestos en Matrículas de Honor. La significativa función de la mujer en las múltiples tareas a que obliga el desarrollo de la vida social añade mayor complejidad a la búsqueda de nuevas actividades a las personas mayores para que no queden marginadas ante el ritmo del relevo generacional aún vigente. Es urgente habilitar a los jubilados para que sigan desempeñando las tareas que reclamen el fruto de su experiencia y nivel de calidad de sus aptitudes consolidadas.”

Fuente: asociacionparaeldialogo.es

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