El gobierno de Aragón discrimina abiertamente por la edad sufragando una parte sustancial de los costes salariales a las empresas que contraten a menores de 35 años. Y muchos desempleados, y en general personas con un sentido de la justicia y de la igualdad, nos preguntamos: «¿y por qué no a cualquier otra persona que se encuentre en paro?»

¿Por qué a la hora de ofrecer esas ayudas no se mira las circunstancias económicas, personales o familiares del parado, en vez de su edad? La justificación que se da para esta nueva violación del principio de igualdad es que se hace porque de este modo «las empresas podrán mejorar su competitividad gracias al talento y cualificación de los jóvenes.» Es decir, las personas mayores no tienen talento y creatividad. Al prejuicio se añade el insulto.

Cuando un día este tipo de discriminación se prohíba y se persiga legalmente, veremos estas noticias del pasado con vergüenza y la gente se preguntará cómo fue posible que la ceguera de nuestros políticos permitiera -peor aún, fomentara- este tipo de discriminación.

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