El desempleo golpea con fuerza a los senior. Más de la mitad de los desempleados catalanes mayores de 55 años están convencidos de que no tendrán la oportunidad de volver a trabajar nunca, según un estudio divulgado hace pocos días por la Fundación Adecco. El 74% de ellos son parados de larga duración. Su número se ha triplicado desde el año 2007.

Los que consiguen salir de esta situación lo hacen a costa de «aceptar subempleos temporales y parciales», según denunciaba hace pocos días el sindicato UGT en una demanda para un plan de choque para los desempleados mayores de 55 años. Y todo eso, con un 40% de estos parados mayores de 55 años todavía con hijos dependientes a su cargo, y con un 35% pagando una hipoteca o un alquiler, según datos de la Fundación Adecco.

«Nos pasamos el día hablando de ninis, pero no del derecho a trabajar con 45, 50 y más» (Francesc Piñol, Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès)

«Nos pasamos el día hablando de los ‘ninis’, pero nadie habla del padre y la madre que están en el paro y que su ingreso principal son las ayudas que tienen por tener hijos: reivindicamos el derecho a poder trabajar con 45, 50 y más años», explica Francesc Piñol, presidente del Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès, una agrupación con sede en El Vendrell con unos 300 asociados, pionera en las comarcas de Tarragona en la defensa de los derechos laborales de los desempleados mayores de 55 años.

Tiempo en el paro mayores de 55 años

Poco a poco, este colectivo empieza a organizar la defensa cívica de sus derechos, denunciando una discriminación silenciosa y a menudo autosilenciada, mucho menos visible que la que puedan sufrir otros grupos de población. El Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès ha sido uno de los fundadores del Colectivo de Desempleados y Desempleadas Mayores de 45 años (Codema45), que desde Catalunya ha impulsado una federación estatal de asociaciones de parados que defiende los derechos de esta franja de edad.

Ocho de cada diez desempleados mayores de 55 años ha agotado el subsidio de paro

Otras iniciativas se han sumado en los últimos meses a esta corriente, como la Plataforma Cívica contra la Discriminación por Edad, constituida en octubre de 2016 –en la que participan el Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès y Codema45–, con una transversalidad que abarca desde las reivindicaciones de los desempleados mayores de 55 años que reclaman oportunidades laborales hasta las del colectivo LGTB, que denuncian la discriminación sexual en residencias de ancianos, pasando por asociaciones de militares que defienden la extensión de la vida profesional militar más allá de los 45 años.

¿Cuánto tiempo piensa que tardará en encontrar empleo?

Antes de que hace pocos días el sindicato UGT hiciese su llamamiento para rescatar a este colectivo a escala estatal (desde el año 2007, el número de desempleados mayores de 55 años en España se ha multiplicado por tres, con un incremento del 322%), la dirección de este sindicato en Catalunya ya propuso, hace un año, poner en marcha un programa de rescate al que llamó ‘Garantia +55’.

Al frente de esta propuesta se encontraba, entre otros, la montblanquina Laura Pelay, hoy vicesecretaria general de Área Externa de UGT en Catalunya. «Tenemos un problema cultural de largo recorrido, pero los cambios culturales tardan muchos años en producirse: por eso necesitamos un rescate», explica Pelay.

«Tenemos una ley que dice que no se puede discriminar, pero somos líderes en discriminación» (Laura Pelay, UGT Catalunya)

«En este país –prosigue– tenemos una ley que nos dice que no podemos discriminar por ninguna razón, pero somos líderes en discriminación. Cada vez se está contratando a gente más joven, pagándoles menos».

En su opinión, «la pelota no está en el tejado de los trabajadores, sino de las empresas; no podemos hacer un choque generacional de esto». Aunque la realidad laboral con la que nos encontramos hoy es ese creciente interés por perfiles cada vez más jóvenes (y mal pagados), frente a una amplia capa de población que «no tienen entrada al mercado laboral y que han agotado las prestaciones», añade Pelay.

¿A cuántas entrevistas le llamaron en el último año?

En Catalunya, ese colectivo suma hoy unas 81.500 personas. Es un 19,3% menos que el año pasado, cuando su número ascendía hasta las 101.000 personas, pero junto a la mejora del mercado laboral subyace también un fenómeno de subempleo y, en muchos casos, de renuncia. Que un 55% de los desempleados de más de 55 años esté convencido de que jamás volverá a encontrar un empleo (según la Fundación Adecco) da la medida del grado de derrotismo.

«Hay una bolsa de desempleados que desconocemos –destaca Laura Pelay–, porque es gente resignada, que ya no se inscribe en los servicios públicos de empleo».

Prestaciones agotadas

El de las prestaciones agotadas es hoy, junto a los años pendientes de cotizar para poder aspirar a una pensión de jubilación contributiva, el gran problema al que se enfrenta este colectivo. El sindicato UGT calcula que, a día de hoy, ocho de cada diez personas de más de 55 años en situación de desempleo en Catalunya ha agotado las prestaciones por desocupación y están obligadas a vivir con el subsidio para mayores de 55 años de 426 euros al mes. Cuando no se da el caso de que, simplemente, no ingresan nada.

La discriminación laboral por motivos de edad se niega, pero es práctica habitual

Pero el impacto va más allá del presente. Para estas personas, quedarse sin empleo no sólo significa una pérdida de ingresos y de autoestima, sino que tiene afectaciones profundas en su futuro inmediato.

Dejar de cotizar, o cotizar con subempleos durante los últimos años de vida laboral (los más importantes para establecer la base sobre la que se calculará la futura pensión de jubilación), supone una caída de ingresos en la pensión de alrededor de un 30%, según cálculos del sindicato UGT, que se añaden al 81% de pérdida de poder adquisitivo que pueden llegar a sufrir (según UGT) los mayores de 54 años expulsados del mercado laboral.

Paro de larga duración según edad

 

Es esa combinación de responsabilidades familiares –que soportan en mucha menor medida las generaciones de jóvenes–, junto con la sensación de que cada año que se descuenta juega a la contra (con vidas laborales a las que quizás les pueden faltar un par de años de cotización para acceder a una pensión de jubilación, pero que hoy se ven inalcanzables), lo que hace que muchas de estas personas estén dispuestas a acogerse a lo que sea. Y ni así.

David Soler, consultor de la Fundación Adecco en Catalunya, cuyo propósito es contribuir a la inserción laboral de aquellas personas con más dificultades para encontrar un puesto de trabajo, resalta que «hay un grave problema, fruto de unos años con un gran número de ERES con trabajadores consolidados, que creían que acabarían sus carreras laborales en el trabajo en el que estaban, con trayectorias de 10 y 15 años en la misma empresa, que de repente se encontraban en el paro, muy desconectados del mercado laboral y con diez o doce años todavía por delante para poder jubilarse».

Desempleados mayores de 55 años en Catalunya (en miles)

«En esos casos, las indemnizaciones por despido y los dos años de paro –prosigue Soler– no son suficientes. Con un subsidio de 426 euros al mes, son situaciones que requieren volver al mercado laboral». Pero ese mercado laboral ya no es, ni por asomo, el mismo que conocieron cuando mandaron su candidatura hace 15 años para el empleo que acaban de perder.

«En muchos casos –explica Soler–, hay una brecha tecnológica importante, con un mercado laboral que es muy distinto al de hace diez o quince años, lo cual les lleva a no saber cómo afrontar ese nuevo mercado, y dejan de ser atractivos para las empresas».

¿Qué pasa en los casos en los que esos mayores de 55 años han hecho un esfuerzo para reducir la brecha tecnológica, han actualizado sus conocimientos y pueden estar en condiciones de competir con cualquier otro candidato? La tónica general es que sus candidaturas queden descartadas de antemano. Por un tema de edad. Por puro prejuicio. Es decir, discriminación.

«No tienen la oportunidad de llegar a la entrevista porque les descartan por edad» (David Soler, Fundación Adecco)

«No tienen la oportunidad de llegar a la entrevista porque son descartados por su edad –explica David Soler–, en una tendencia a considerar la vida útil de los trabajadores en la franja que va de los 25 a los 45 años». Entre los objetivos de esta fundación está lograr que ese candidato tenga su oportunidad para explicar quién es. Las excepciones existen, y de entre todas las empresas que dicen no discriminar por ninguna razón (edad, orientación sexual, religión, etnia…), un puñado lo practica de verdad.

Pepi Pujol es responsable de Compras en Solenis Hispania, una multinacional química estadounidense con centro de producción en Tarragona. Hace cinco meses formó parte del equipo de tres entrevistadores que llevó a cabo el proceso de selección mediante el que contrataron como administrativa a Margarita Suárez (ver información anexa), una sevillana de 62 años que fue capaz de desenvolverse con el mejor inglés hablado y escrito, de largo, de entre el conjunto de candidatos. Todos más jóvenes que ella.

«En una selección, la edad no tiene importancia, sino las competencias y las actitudes» (Pepi Pujol, Solenis Hispania)

«La edad no tiene importancia –relata Pepi Pujol–, sino las competencias y las actitudes. Desde el primer momento vimos en Marga disponibilidad, ganas de aprender y un buen inglés. Que para nosotros, que somos una multinacional americana y lo utilizamos en un 80% de nuestra jornada, es imprescindible».

Si la candidatura de Marga (así le llaman en su entorno laboral) hubiese acabado descartada de antemano (tal y como sucede de forma cotidiana en la mayoría de empresas), sin ni siquiera tener la oportunidad de demostrar cómo de fluido era su inglés, Solenis Hispania tendría hoy una administrativa mucho más joven… y con un nivel de inglés mucho peor

¿Qué pasa con las competencias digitales? ¿Con la falta de actualización en el programa informático concreto? Que se aprende. «Pienso que lo está haciendo bien –prosigue Pepi Pujol–, y es verdad que son muchas cosas a aprender, pero lo que valoro es el hecho de que haya una actitud positiva, ganas de aprender y trabajar, y disponibilidad».

¿Qué pasa con las competencias digitales? ¿Con la falta de actualización en el programa informático concreto? Que se aprende. «Pienso que lo está haciendo bien –prosigue Pepi Pujol–, y es verdad que son muchas cosas a aprender, pero lo que valoro es el hecho de que haya una actitud positiva, ganas de aprender y trabajar, y disponibilidad».

Marga, 62 años, estrena empleo

Margarita Suárez (Sevilla, 62 años) es Marga para sus compañeros de oficina. De la mano de la Fundación Adecco en Tarragona, Marga logró hace cinco meses un empleo de administrativa en Solenis Hispania –una multinacional química estadounidense con centro de producción en Tarragona– para completar dos horas diarias en una reducción de jornada. Esta semana, la persona a la que sustituía cogió una baja, y Marga ha tenido que asumir su trabajo a jornada completa y a toda marcha.

«Lograr un empleo con 62 años me ha rejuvenecido: he cobrado ánimo y estoy realizada» (Marga Suárez, administrativa)

Marga reconoce que, tras perder en 2012 su último empleo en el servicio de información de Renfe en Sevilla (apenas hace dos años que ha venido a Tarragona con su marido, que nació aquí), y tras pasarse más de cuatro años echando curriculums, «las esperanzas de encontrar un empleo las tenía muy bajas». Incorporarse a este trabajo en el departamento de compras «a mí me ha rejuvenecido: he cobrado ánimo y estoy realizada, porque el de administrativa es el trabajo que me gusta y me ha gustado siempre, y aquí estoy creciendo en conocimiento, estoy aprendiendo, eso vale dinero». ¿Qué piensa que puede aportar Marga a su empresa? «Una persona de mi edad tiene un mayor sentido de la responsabilidad. El trabajo, yo lo vivo. Pero cualquier persona debería ser así, ¿no es cierto?»

Autoocuparse como salida

La última nómina con cara y ojos fue a los 51 años, en una empresa de seguros», explica Francesc Piñol (57 años), presidente del Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès, una asociación que agrupa a unas 300 personas, donde «el 90% –explica– son parados de larga duración, mayores de 45 años».

La autoocupación a través de microempresas es la única salida» (Francesc Piñol, Col·lectiu d’Aturats del Baix Penedès)

Cuenta Francesc que «la franja de edad de los parados de larga duración ha bajado cada vez más», lo que le lleva a decir: «que no engañen más con lo de la jubilación, porque es imposible que un chico de 18 años cumpla jamás los 40 años de cotización para poder tener una jubilación». ¿Qué les queda a los mayores de 55 años? «La autoocupación a través de microempresas es la única salida», asegura Francesc.

Cuatro pautas para mejorar la empleabilidad con más de 55 años:

1. No esconder la edad

Si uno mismo no le da importancia a la edad, los demás tampoco lo harán. Si por el contrario, uno presupone que va a ser un problema, trasladará ese prejuicio a los reclutadores, que tendrán más reticencias a la hora de abordar la contratación. Tampoco es necesario pregonar esa edad. Lo mejor es, sencillamente, no dar protagonismo a un dato que no determina las capacidades ni la profesionalidad.

2. Poner en valor los logros

La edad aporta competencias y habilidades intrínsecas (madurez, control emocional, templanza…), pero son demasiado generales y no aportan un valor diferencial. Tanto en el CV como en la entrevista de trabajo, es mejor poner el énfasis en logros concretos que se hayan alcanzado en la carrera profesional, antes que en las funciones que se desempeñaron en la organización.

3. Reciclarse

Nunca es tarde para añadir formaciones nuevas a una candidatura: idiomas, ofimática, ventas… toda competencia que se añada al CV conectará al candidato con las nuevas necesidades del mercado laboral, convirtiéndole en un profesional más atractivo para las empresas. Podrá equipararse a los más jóvenes en materia de formación y su experiencia se convertirá en un valor añadido.

4. Cuidar la autoestima

Es necesario huir de visiones apocalípticas como «no voy a volver al mercado laboral», que tienen mucha fuerza en la mente y son muy destructivas. Siempre que pasen por la cabeza, es importante reconvertirlas en positivo: «Antes o después encontraré trabajo». No descuidar las aficiones (lectura, paseos, cine…) y ser consciente de que se es persona antes que profesional son consejos a tener en cuenta.

Fuente:diaridetarragona.com

 

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