A Mauricia Ibáñez, la mujer de 64 años que ha dado a luz a mellizos en Burgos, los Servicios Sociales de de Castilla y León, como es sabido, le han retirado la custodia de ambos niños. Con anterioridad le habían retirado también la custodia de su hija Blanca, de tres años de edad, a quien había dado a luz a la edad de 58 años.

Sobre la justificación de medida tan drástica planea desde un principio la cuestión de la edad de Mauricia, y hay indicios suficientes para pensar que el prejuicio de edad ha pesado en la decisión de quitarle la custodia de sus hijos.

Desde el mismo momento en que dio a luz, Mauricia se vio sometida a un serie de imposiciones por parte de los SS. Se le impuso un “acuerdo” que se vio forzada a aceptar para que no se le retirara la custodia de sus hijos de modo inmediato. Este acuerdo incluía la condición de que debería tener permanentemente –las 24 horas del día- en su casa una cuidadora, básicamente violando el derecho de una madre a la intimidad con sus hijos, y convirtiéndose dicha asistente en una madre paralela a Mauricia. Pasadas unas semanas, debido a un incidente, Mauricia despidió a esta asistente, incumpliendo de esa manera el acuerdo forzado que tenía con los SS de CyL.

Otra de las condiciones que se le había impuesto a Mauricia era la asistencia a unas citas periódicas con los servicios sanitarios. Cuando, debido al mal tiempo, perdió una de esas citas se consideró que había incumplido otra de las condiciones del “acuerdo”.

Finalmente, los expertos de los SS consideraron que Mauricia no prestaba la atención debida a los niños. ¿En qué sentido no les prestaba tal atención? Dichos expertos sólo aclaran que Mauricia no sabía “estimular” a los niños. Ni que decir tiene que tal criterio se presta a todo tipo de valoraciones subjetivas. Estas circunstancias llevaron a los técnicos a la conclusión de que los niños (así como su primera hija) se encontraban en situación de desamparo.

Que una medida tan extrema e inhumana como es arrebatarle a una mujer sus hijos se pueda basar en razones como esas nos parece profundamente indignante. Ninguna mujer que dé a luz a los 30 o 35 años se ve sometida a semejante escrutinio, ni se pone en duda de modo sistemático su capacidad para criar a sus hijos, y eso en el ámbito extremadamente variado de constelaciones familiares que hay en la sociedad (ni siquiera a madres menores de edad, muchas de ellas menores de 16 años).

Una medida tan drástica como esa únicamente se podría justificar en circunstancias absolutamente extremas de abuso manifiesto hacia los niños, no por faltar a una cita médica o por despedir a una asistenta. A nadie más se le imponen condiciones de ese tipo para poder criar a sus hijos.

Nos parece inaceptable que en casos de esta naturaleza, donde se arrebata a los hijos al comienzo de la relación materna, con el fuerte impacto psíquico y emocional que puede ocasionar en ambos, madre e hijos, la ley permita que unos funcionarios, sin la intervención inicial de un juez, puedan tomar tal decisión basados en sus propios criterios.

Esta actuación de los SS de CyL ha de ser contemplada en el marco de una legislación y un discurso oficial que abiertamente promueve la discriminación por edad en el ámbito laboral, de vivienda, sanitario, de adopción (después de los 40 años de edad la ley en España no permite adoptar un bebé) y de procedimientos de fertilidad.

En ese marco, dadas las inusuales imposiciones de que ha sido objeto esta madre de 64 años y lo expeditivo del modo en que se ha tomado la medida, interpretamos la retirada de la custodia de estos dos niños como un caso en que se aprecian indicios de discriminación por edad.

En consecuencia, reivindicamos le sean devueltos sus hijos inmediatamente a Mauricia y le sea permitido criarlos bajo la misma razonable supervisión y libertad de que goza cualquier otra madre, con las mismas garantías que se exige a todas las personas en base al interés superior del menor, y no con el abrumador entramado de vigilancia y predisposición negativa a que se ha visto sometida a causa de su edad.

Foto: El Pais

ENTREVISTAS CON MAURICIA.
Realizadas el 1 de abril de 2018 en Palacios de la Sierra

Las grabaciones de vídeo fueron realizadas en un encuentro fortuito con Mauricia en Palacios de la Sierra (Burgos). Se trata de conversaciones espontáneas grabadas de modo amateur con un iPhone, y colgadas aquí con permiso de Mauricia.

Como se puede apreciar en estas grabaciones, Mauricia es una persona con una gran facilidad de expresión, culta, de alto nivel educativo (trabajó durante muchos años como funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores en embajadas españolas en diversos países). Es una persona pulcra, correcta y altamente educada . No hay nada en su aspecto ni en su conducta o en su modo de expresarse que pueda ser indicativo de una persona desequilibrada o incompetente para criar a sus hijos.

Entiéndase que incluso si Mauricia llevara piercings, tatuajes, aretes colgados de la nariz, el pelo rapado y atuendo estrafalario (lo que no es ni mucho menos el caso), o fuera una persona de bajo nivel educaitivo o de conducta o expresión poco afable, ni siquiera eso sería motivo para retirarle la custodia de sus hijos. Hay muchas mujeres jóvenes que presentan tales características y a nadie se le ocurriría reclamar que se les retirara la custodia de sus hijos. Pero, claro, son jóvenes, y hay un margen de flexibilidad y comprensión que no existe para con una persona de 64 años. Es el prejuicio por edad.

Lo que vemos en estas declaraciones de Mauricia es una mujer que desesperadamente pide que le devuelvan a sus hijos. El caso acabará en el Tribunal de Estrasburgo. Pero incluso si allí gana Mauricia la batalla legal, lo que ya nunca podrá nadie devolverle es el tiempo que le han robado con sus hijos. El deterioro en la relación que esa separación está causando es ya irreparable. Mauricia está siendo víctima de un grave atropello e injusticia. a causa de su edad.

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